Primera edición rusa de Anna Karenina. Fuente Wikipedia |
Este fin de semana pasado,
aprovechando que era más lago de lo normal, al sumarle los dos días festivos de
Semana Santa, he podido disfrutar de una de mis grandes pasiones: el cine. La
primera película que vi fue Anna Karenina, dirigida por Joe Wright y protagonizada por Keira Knightley y Jude Law .
Me apetecía mucho visionarla, ya que hace tan sólo un par de veranos que me
había leído el libro de León Tolstói. El libro había dejado el listón muy alto,
y no sabía si la adaptación fílmica estaría a la altura de tan delicioso clásico.
No me defraudó. Evidentemente, no es fiel al libro escrito a finales del siglo
XIX, pero reconozco que es muy complicado resumir en dos horas y diez minutos
las más de 1.000 páginas del mismo. Es normal que se deje cosas en el tintero, o
no profundice demasiado en algunos aspectos, a mi entender importantes. Aún así, me gustó.
La otra película que vi me la
recomendó mi hermana. Es francesa, dirigida por Claude Berri y estrenada en el año 2007. Juntos, nada más es su título. Este ya
nos deja entrever, que se tratara de una película de amor, en la que se
analizara este sentimiento, el cómo una persona puede cambiar por otra cuando
descubre que se ha enamorado, qué se despierta en un hombre y qué en una mujer
cuando se ama, cómo actúa uno y otra cuando se encuentran, cuando deciden o las
situaciones que viven les llevan a ser “amigos” (literalmente según dice la
protagonista “amiga” es una persona con la que se folla), y qué ocurre cuando
uno de ellos quiere dejar de ser “amigo” para ser algo más. Esta película, que
narra la vida cotidiana de cuatro jóvenes y no tan jóvenes franceses, también me
gustó. No dudaba de que esto fuese así, viniendo de quién procedía la
recomendación, y al ser su protagonista Audrey Tautou (la recordarán por su
entrañable papel protagonista en Amélie).
Fotograma de la película "Juntos, nada más" |
Ambos filmes tratan del amor. En el primero, se trata el amor infinito que siente una mujer (Anna Karenina) por su hijo,
que en un primer momento le paraliza para vivir su gran historia de AMOR, que, por
supuesto, no es la que vive con su marido. Después, ya no puede o no quiere ocultar
más a los ojos de los demás los sentimientos que en ella despierta su amante, y
se va a vivir con él. Sin importarle lo que supone convertirse en una adúltera
en la sociedad rusa de la época. Esta decisión, que le permite vivir su pasión,
también supone su destrucción como madre, mujer, amante, y en definitiva, como
persona. Os dejo el enlace del trailer de Anna Karenina.
Fotograma de "Anna Karenina" |
En el segundo, se aborda el tema de la amistad y del amor, y de cómo
ambas cosas cambian la vida de cuatro personas solitarias, y son su tabla de
salvación. También os posteo el enlace donde, si os apetece, podéis ver on line "Juntos, nada más".
Tras ver los dos largometrajes me hice la siguiente
reflexión en voz baja. Alguien podría pensar que una mujer, por el hecho de
serlo, es incapaz de abandonar a un hijo por el amor de un hombre, pero que, en
cambio, un hombre sí sería capaz de dejarlo por el amor de una mujer. Anna Karenina es un ejemplo de que no
siempre es así. También, alguien podría pensar que, normalmente, es la mujer quién exige
más en una relación, o es la que quiere dar el paso de ser “amiga” a “algo más”,
y de que el hombre es quién huye de las relaciones duraderas. Juntos, nada más tira también por tierra este
tópico. Conclusión: cuando una persona se enamora y ama, su comportamiento y
sus intereses son los mismos, no importa si se es hombre o mujer.